Bogotá era una ciudad de viejas casas señoriales y
apellidos sobresalientes un referente para el provinciano que llegaba. Con
escasos 279.829 habitantes en 1938, y ese pasado apabullante, era como un
espejo que brillaba y atraía.
Sus casas antiguas de ladrillo y piedra parecían
construcciones “monumentales”: el Camarín del Carmen, la casa del general
Rafael Uribe Uribe, las primeras boticas que funcionaron en La Candelaria, la
casa de Andrea Ricaurte (donde fue apresada La Pola), la casa Manuela Sáenz, la
casa del pintor Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, la Casa del Florero, la
tienda de «La puerta falsa», la chichería El Ventorrillo, la Fonda Rosa Blanca,
la plazolela del Chorro de Quevedo.
Es por ello que uno de los barrios más antiguos de la
ciudad es la Candelaria, un barrio que lleva consigo y con sus calles las
historias más asombrosas y sobrenaturales que envuelve la atención de cada una
de las personas que pasa por allí.
Cada historia trae consigo un personaje y una serie de
situaciones que llevan consigo fenómenos sobrenaturales que aun en la actualidad
se evidencian y divagan por sus calles.
Se escogieron los relatos sobre fantasmas de Estela
Monsalve, «Estelita» con ayuda del Archivo de Bogotá. Como habitante siempre
presente de La Candelaria ella escuchó por años las historias, los relatos de
las apariciones; caminó por las calles, fue a las casas, esperó los fantasmas…
Aquí veremos algunas de esas historias de la vida real
BALTAZAR:
Nadie, generación tras generación, se ha atrevido a cortar los árboles de
brevo; misterio o mística, sólo DIOS lo sabe.
BAR SERENATA:
A él se le presentó un fantasma que consistía en el desarreglo total de la
cantina.
LA MULA
HERRADA: En las horas de la noche, los habitantes de santa bárbara
sentían el galopar de un caballo yendo hacía la plazoleta de las nieves.
EL CONTADOR:
Para ustedes cualquiera tiene valor si tiene algo; para mí algo es un
sentimiento
EL ESTUDIANTE:
No le voy a tener miedo, y en nombre de dios le ordeno vuelva al lugar que le
Pertenece.
EL GORDO:
El hecho de vivir, es ganarse la lotería día a día; aunque haya días en los que
nos
Falten unos pesos.
EL MARRANO:
A veces una mujer armada es más fuerte y valerosa que un regimiento en pie de
lucha.
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